La Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura y del Centro Cultural Tijuana, presenta Colores y texturas en las obras de Álvaro Blancarte, una exposición virtual a manera de homenaje póstumo sobre el artista de origen sinaloense, que ofrece una selección de 26 pinturas que van de lo figurativo a lo abstracto y que dan cuenta de la amplia gama de estilos que el artista desarrolló en su producción. Esta exposición forma parte de las investigaciones realizadas por la historiadora, curadora y gestora Miriam Kaiser.

El muralista, pintor y profesor, creador de la técnica del neofresco, nació en Culiacán, Sinaloa, quien, desde niño, mostró aptitudes para el arte. Sus padres lo apoyaron enviándolo al Taller de Artes Plásticas de la Universidad Autónoma de Sinaloa, donde tomó cursos con varios artistas profesionales, entre los que destacan el escultor El diablo Bermúdez, Erasto Cortés Juárez, con quien practica grabado y pintura y, más tarde, Arturo Moyers, quien lo introduce a distintas técnicas.

Posteriormente viaja a España y en Marbella toma cursos de cerámica en el taller de Agustín Airola. Al regresar a Culiacán, se integra al Taller de Artes Plásticas de la UAS, ya como profesor de escultura y cerámica. En 1971 logra convertir dicho taller en la Escuela de Artes Plásticas de dicha Universidad, en el que ya fungía como director desde 1970.

En 1973, se marcha a la Ciudad de México, donde permanece varios años pintando y al mismo tiempo, a cargo de varios puestos oficiales en la alcaldía Xochimilco y Álvaro Obregón, de igual manera lleva a cabo varias exposiciones individuales en diversas galerías locales: Galería José María Velasco, INBAL, 1979; en el Centro Cultural José Martí, 1980; Galería Pedro Gerson, del Centro Deportivo Israelita; y en el Polyforum Cultural Siqueiros, 1984; todas en la ciudad, entonces Distrito Federal.

Se instala finalmente en la Ciudad de Tecate, Baja California, donde permanecerá el resto de su vida. En ella, no sólo desarrolló su obra pictórica, sino que obtuvo la plaza de profesor de artes plásticas, en el taller que fundó en el Centro de Extensión Universitaria, de la Universidad Autónoma de Baja California, Campus Tecate (1988-2003). A partir de 1991 se convirtió en maestro residente en pintura, escultura e Instalación, en el Centro Cultural Tijuana. Entre 1994 y 1999 es miembro de la Comisión de Planeación del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Baja California (1994/1999).

Álvaro Blancarte dedicó gran parte de su vida a la enseñanza de las artes visuales, siempre entendió la enseñanza como una forma de poder trascender. A lo largo de su vida fungió como guía de numerosas generaciones de artistas plásticos a quienes compartió su experiencia y aprendizajes con generosidad.

Sus exposiciones individuales son innumerables, tanto en su ciudad natal, Culiacán, como en Tecate, Tijuana, Ensenada, Mexicali, en Baja California, como en otras ciudades dentro y fuera del país. De igual manera, sus pinturas forman parte de numerosas colecciones particulares, de museos nacionales y extranjeros.

Álvaro Blancarte desarrolló una narrativa universalista, aunque inspirado en lo que brinda el paisaje del norte de México: tierra, rocas, colores y texturas de las que vivió enamorado. Su figura es la del artista global que, por un lado, es mundialmente comprendido y, por el otro, localmente comprometido. Su influencia en varias generaciones de artistas jóvenes lo hacen un referente del arte contemporáneo.




Artista cabal que dedicó su vida a esta actividad. Oriundo de Culiacán, Sinaloa, pero radicado muchos años en la ciudad de Tecate, Baja California, en la mera frontera. Esta muestra nos brinda un buen abanico de su vasta obra. Sus temas giran siempre alrededor, por un lado, de recrear ese maravilloso paisaje que enmarca a Tecate; sus montañas mágicas, el color de la tierra y, aún más, traduciendo al lenguaje pictórico las increíbles historias ancestrales, trasmitidas de manera oral por sus viejos chamanes. Por el otro lado, también existen las preocupaciones relacionadas con la vida cotidiana y la política, que a todos nos atañe y que Álvaro plasmó, ya sea de forma abstracta o figurativa, según el ánimo que en ese momento lo tenía atrapado.

En esta muestra veremos obras realizadas en la década de los años 80 del siglo pasado donde presenta parodias de carteles circenses. Seguramente pasaba por allí algún circo que le impresionó, como a cualquiera de nosotros, pero que él plasmó en sus telas. También tuvo una etapa erótico-surrealista, de la que disfrutaremos una obra, aunque pintó muchas más en este género.

Sin embargo, la mayoría de las obras que han llegado al Centro Cultural Tijuana se pueden incluir en el amplio mundo de la abstracción, donde el artista daba rienda suelta a su espíritu observador, infinito, mediante esa gama de colores y de texturas, en el marco de una perfecta composición que tanto le atraía. Y en muchas otras ocasiones, teniendo en mente, como más arriba se mencionó, el tema de los dichos, las creencias, los saberes de los chamanes que habitaron aquellas montañas o el hecho de vivir en la frontera, tema que también es parte integral de esas composiciones, así como sucesos cotidianos.

Álvaro Blancarte trabajaba en series, por etapas. Tenía una idea y esa la desarrollaba, siempre mediante obras producidas en diversos tamaños. Podían ser 15 o 150, según fuera el caso; pero el tema en cuestión lo realizaba hasta agotarlo. Y cuando sentía que había terminado ese ciclo, ya estaba listo -en espera- el siguiente.

En esta ocasión, le ha llegado el turno a la serie de los Xólotl –esos perros míticos, ancestrales–. En esta muestra disfrutaremos de varias de esta serie, una de las más recientes, aunque su inquietud por pintar los perros, comenzó en los años 80, con la serie Una perra llamada la vaca, de la que se presentan en esta muestra dos obras. Su juego de color, de texturas y su composición es la misma que en sus abstracciones; esta vez encontramos dicha conjunción en pinturas en las que reconocemos a los perros, agrupados muy a la manera visual y estética de Blancarte; es decir, obras que se insertan en lo figurativo, quizá sin que él mismo se diera cuenta o se lo propusiera…

Esta muestra pretende mostrar una pequeña parte del universo pictórico de Álvaro Blancarte, artista multipremiado, cuya obra ya es parte integral de varios museos norteamericanos, así como de colecciones mexicanas y de allende las fronteras. Y que hoy sirven de homenaje póstumo a modo de reconocimiento a este espléndido artista mexicano.

Ciudad de México, abril de 2022

Miriam Kaiser

Cuando el caimán atiza su corazón, 1999
Texturas y acrílicos sobre tela montada en triplay
70 x 45 cm
Circo, beas y modelo, 1985
Textura y acrílico sobre tela
80 x 140 cm
La carpa, mujer con barbas, 1985
Textura y acrílico sobre tela
82 x 145 cm
Barroquizado A, 2001
Textura y acrílico sobre tela
120 x 120 cm
La noche aquí, 1990
Fresco sobre tela y collage
137 x 182 cm
Sin título, 1992
Mixta sobre tela
58.5 x 48 cm
Sin título II, 1992
Mixta sobre tela
58.5 x 48 cm
La señal II, 1991
Texturas y colores sobre tela y cartón (collage)
150 x 150 cm
Ropaje IV, 2005
Mixta sobre tela
244 x 244 cm
La Rumorosa, 2013
Neofresco sobre tela
250 x 250 cm
Churriguresco, 2017
Neofresco sobre tela
205 x 185 cm
Mi ventana roja, 2017
Neofresco sobre tela
180 x 200 cm
Mi ventana amarilla, 2017
Neofresco sobre tela
180 x 200 cm
Una perra llamada la vaca 1, 1985
Acrílico sobre tela
70 x 80 cm
Una perra llamada vaca 9, s/f
Acrílico sobre tela
70 x 80 cm
Los amarillos II, 2018
Neofresco sobre tela
100 x 100 cm
Caminos, 2018
Neofresco sobre tela
80 x 80 cm
Azules y amarillos, 2018
Neofresco sobre tela
80 x 80 cm
Cueva azul, 2018
Neofresco sobre tela
80 x 80 cm
La cueva colorada, 2018
Neofresco sobre tela
80 x 80 cm
Los cuernos de la luna son verdes, 2017
Neofresco sobre tela
200 x 500 cm
Atávico A, 2015
Neofresco sobre tela
235 x 366 cm
Atávico B, 2015
Neofresco sobre tela
235 x 366 cm
Ventanas en la nada, 2017
Neofresco sobre tela
180 x 400 cm
Mar azul, mar negro, 2017
Neofresco sobre tela
180 x 400 cm
Patria, lucha, sangre y muerte, 2017
Neofresco sobre tela
150 x 390 cm